Si eres padre o madre de un adolescente te recomiendo el siguiente ejercicio de relajación para volver a tu adolescencia: busca toda la música que escuchabas en esa etapa de tu vida, en especial tus canciones favoritas y empieza a recordar las anécdotas que tuviste con cada canción, tal vez recuerdes alguna experiencia divertida o alguna aventura, tal vez un regaño que ahora te causa mucha risa o tu primer beso… Qué tal si recuerdas tus pasatiempos favoritos, lo que hacías para divertirte en una fiesta o una tarde con tus panas.
Es increíble que cuando somos padres de adolescentes olvidamos todo lo que nosotros vivimos y pretendemos que nuestros hijos se comporten de determinada manera, convirtiéndonos en el fiel reflejo de lo que dijimos que jamás seríamos. ¿Cuántos de los adultos de hoy en día dijeron en su adolescencia que jamás serían unos padres regañones y amargados, cuantos se dijeron a sí mismos que serían los mejores amigos de sus hijos y los comprenderían? ¿Eres uno de ellos?
Resulta que la mayoría de los padres son como esos adultos que solo sabían regañar y exigir determinados comportamientos, exigiendo muchas veces una conducta propia de un adulto sin tener en cuenta que estaban en medio del proceso para serlo, esos adultos odiosos a veces eran los tíos, los maestros, los papas, algunas veces los vecinos, los amigos de tus padres que llegaban a la casa a descalificar la paternidad de tus padres por medio de tu comportamiento y claro, siempre tenías las de perder.
Y si ahora recuerdas alguna de estas frases te darás cuenta de que te marcaron tanto que tal vez te sorprendes repitiéndolas: «No quieres servir para nada» «Es que nunca piensas» «Esa música es una porquería» «Quítate esa ropa que pareces loca» «Nunca haces nada» «Esa amiguita tuya no me gusta para nada» «aquí se hace lo que yo digo» «esta casa no es un hotel».
Pensar en tu adolescencia te permitirá entender más a tus hijos
Si empiezas a recordar todo lo que pasaste tanto bueno como lo no tan bueno, y le das una ojeada a lo que viven los adolescentes que te rodean, te darás cuenta que no eran tan diferentes a ti en esa época, porque también cantaste canciones que eran vulgares para la época y las cantaste por moda o rebeldía, también usaste ropa por los mismos motivos, tal vez le gritaste a tu mama que era injusta y no te comprendía que si no ibas a la fiesta tu vida social se acabaría. Recordarás que querías casarte con tu primer amor y al mes probablemente ya te gustaba otro, tu mejor amiga te dejó de hablar por un mal entendido y sentías que el mundo se caía sin ella, si no pasabas todas las materias era un castigo fijo y peor si te exigían notas altas, tal vez fuiste de los adolescentes que gritó que no quería ser hijo de sus padres.
Algunos adolescentes sienten una gran desconexión emocional con sus padres porque ellos están en el pedestal de la adultez y se han olvidado de todo lo que sintieron durante su adolescencia tanto física como emocionalmente y eso hace que la comunicación tenga miles de barreras, la principal de ellas es que nadie quiere hablar con quién sabe que no lo comprende y a la otra parte no le interesa mucho escuchar, solo dirigir porque tiene la certeza que tiene la razón, terminando cada conversación en una batalla campal en donde todos son perdedores.
Sin embargo, hay un punto a favor en todo esto y es que la mayoría de los padres tiene la razón y desean que sus hijos no cometan errores, el punto es que ellos quieren aprender de su propia cuenta y no bajo las directrices de alguien más. Si deseamos que nuestros hijos maduren es imprescindible escucharlos y orientarlos a crear alternativas de soluciones ante cualquier situación que se le presente en la vida.
La mejor manera de educar a los adolescentes es comprendiéndolos, recuerda que comprender no significa que no podrás límites, ya que los mismos son importantes para tener claridad en sus acciones, una persona sin límites nunca podrá entender donde comienzan los derechos de las demás personas.
Cuando nos ponemos en los zapatos de los adolescentes logramos establecer una conexión emocional con ellos y todo fluye con naturalidad, soltamos los escudos y hasta encontramos esas palabras y esos momentos en que ellos de verdad estén dispuestos a hablar, escuchar y ceder.
Recuerda que si siempre estás en el pedestal de la adultez estás muy lejos de la armonía y muy cerca del terreno de las batallas ya que están las dos partes involucradas en la comunicación tiene el firme interés de que sólo cuente su punto de vista. Seamos nuevamente jóvenes, seamos flexibles, atrevidos, aventureros, un poco irreverentes y con la sabiduría que has ganado con tu experiencia de vida es muy seguro que logres una relación llena de respeto, amor y comprensión.
No estarás exento de cometer algunos errores porque nadie es perfecto y ser padres es una labor diaria y de toda la vida, pero te puedo asegurar que tu adolescente te lo agradecerá y lo mejor de todo es que te convertirás en esa persona que durante tu adolescencia deseabas ser. Empieza hoy a ganar la confianza de tu adolescente y a fortalecer tu relación con él, nosotros podemos ayudarte recuerda que puedes contactarte con nuestro equipo y te brindaremos la asesoría que necesitas.
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