Érase una vez en una tierra de gracia existían miles de seres maravillosos, que compartían con amor y felicidad, por los caminos siempre se escuchaba la música y las risas.

El sol brillaba como un astro que impregnaba de luz y vigor a todas las plantas y a todos los seres de luz que vivían en ese paraíso, invitando siempre a trabajar con energía y felicidad, al caer la noche la luna era tan radiante como el amor de los enamorados que se inspiraban al verla para componer sus mejores melodías y poemas.

Todo en esa tierra era mágico y lleno de ilusiones, sin embargo llego un día en que los seres del paraíso dejaron de admirar su tierra, pocos eran los que apreciaban de ella sus bondades, soñaban con vivir de otra manera, en otro lugar que fuese mejor, y así poco a poco fue llegando la sobra y con ella una manada de seres oscuros que muy bien sabían las bondades de esa tierra de gracia pero deseaban que todos los que la habitaban siguieran deseando otras cosas para poder apoderarse de sus riquezas. Entonces fueron colocando en la mayoría de los habitantes una máscara que solo les permitía ver el poco de luz que los seres oscuros necesitaban para hacerlos sus siervos.

Y fue así como esa tierra maravillosa y llena de luz se fue oscureciendo, sus habitantes se fueron apagando. La población empezó a dividirse, entre los que seguían a los seres oscuros, los que deseaban otra tierra y los que a pesar de toda la oscuridad seguían pensando que en el fondo estaba la luz radiante que siempre había cobijado esa tierra de gracia.

Empezaron a irse primero los que deseaban otras tierras, después algunos de los siervos de los seres oscuros, después los que poco a poco se iban quedando sin luz y antes de apagarse decidieron irse.

Pero había un grupo de seres, hadas mágicas que deseaban limpiar el cielo para que volviera a salir la luz, eran un grupo de seres luminosos que sembraban esperanza y amor, el problema es que cada vez eran menos y los que se iban y los que estaban fuera de la tierra de gracia les decían que debían irse, que no había nada que hacer, que la oscuridad muy pronto consumiría el poco de luz y todo el paraíso desaparecería.

Dentro de ese grupo de hadas estaba una que cada día salía a sembrar esperanza a pesar de que sus amigos y familia le decían que estaba perdiendo el tiempo, que debía irse como los otros, pero esa hada llamada Phips, cada día tenía más deseos de seguir limpiando el cielo para poder volver a ver las estrellas, por eso cuando empezaba a sembrar la esperanza sentía que el futuro era brillante.

«Estas loca le decían, esas tierras que estas abonado jamás podrás recoger cosecha, jamás volverás a ver los jardines llenos de flores, aves y mariposas». Pero ella seguía con amor, disciplina, fe y esperanza, sembrando, abonando y regando. Y fue así como empezaron a llegar cada día más hadas que al igual que ella deseaban traer de nuevo la luz y la esperanza, para crear un futuro brillante, y se convirtieron en una especie de Avengers love, donde todos tenían super poderes como la solidaridad, el amor, la disciplina, la honestidad, la inteligencia, la valentía, la fe y la esperanza.

Todos unidos empezaron a sembrar y ya no solo en el pequeño jardín, sino en cada espacio de la tierra de gracia fueron sembrando las flores de la alegría y los arboles de la prosperidad, la tierra de gracia empezó a tener de nuevo luz, el sol salió nuevamente con más fuerza y más brillo, al llegar la noche el Hada Phips volvió a ver el cielo lleno de estrellas.

Las flores de la alegría llenaban de optimismo cada pensamiento, palabras, melodías, se volvieron a escuchar las risas y la música, se sentía la hermandad nuevamente, de los árboles de la prosperidad salieron frutos variados, realmente maravillosos que empezaron a exportar para mostrar al mundo las grandezas que producía la tierra de gracia.

Los seres que desearon otras tierras volvieron porque estando fuera se dieron cuenta que siempre habían estado en el paraíso y no lo valoraron, los que tenían miedo de perder el poco de luz que les quedaba regresaron para dar lo mejor de ellos. Y los seres oscuros, ellos poco a poco se fueron extinguiendo a medida que regresaba la luz.

Y cada noche el Hada Phips junto a sus amigos Avengers Love subían al cielo a tocar las radiantes estrellas para que todos siempre recordaran que en medio de la oscuridad están las estrellas que brillan gracias a los sueños y la fe de cada uno de nosotros.